-En la búsqueda de nuevas maneras de constituir ciudadanía

en América Latina-

 

“Atenerse a lo particular como forma innovadora”

(Deleuze y Guattari)

 

¿Cómo afrontar el desafió de destejer, re-significar y redefinir el concepto de ciudadanía, a partir de la heterogeneidad, la multiplicidad, lo abigarrado y lo ch’ixi que es propio del entramado social latinoamericano? ¿Cómo escaparle al corset jurídico para hilvanar y, desde la multiplicidad de prácticas y discursos que conforman la identidad popular en América Latina, componer una nueva noción de ciudadanía? ¿Cómo agenciar esas potencias de lo heterogéneo, de lo diverso, de lo que fuga para estructurar una nueva significación en el lenguaje y en la práctica política emancipadora?

 

Politizar la redistribución de la riqueza. Hacia una transformación cultural.

A partir de los aportes de Rinesi y de Tassin conversados en la primera parte de éste ensayo podemos pensar que parte  del nudo problemático que debilitó (hasta el punto tal de la derrota electoral) muchas de las experiencias de gobiernos populares en América Latina estuvo constituido por la imposibilidad  de consolidad una noción de ciudadanía como proceso que le dé consistencia y horizonte al proceso de democratización abierto.

La dificultad de traducir las transformaciones materiales, concretas y palpables que las políticas públicas produjeron en la vida cotidiana de las personas en ciudadanía activa con capacidad de interpelación y transformación de la realidad apareció como un obstáculo para avanzar en dirección hacia mayores pisos de justicia social.

Es lo que Álvaro García Linera llama “redistribución de riqueza sin politización social”.

Y partir de lo cual se pregunta “¿Cómo acompañar a la redistribución de la riqueza, a la ampliación de la capacidad de consumo, a la ampliación de la satisfacción material de los trabajadores, con un nuevo sentido común? ¿Y qué es el sentido común? Los preceptos íntimos, morales y lógicos con que la gente organiza su vida. ¿Cómo organizamos lo bueno y lo malo en lo más íntimo, lo deseable de lo indeseable, lo positivo de lo negativo? … No hay revolución verdadera, ni hay consolidación de un proceso revolucionario, si no hay una profunda revolución cultural”

Pensar la ciudadanía en la abigarrada y mestiza América Latina.

Tassin invita a re-significar y dar una batalla por la ciudadanía. Abre un debate y un desafío interesante alrededor de cómo pensar la ciudadanía en el marco de un proceso de democratización.

Pensar la ciudadanía como proceso, como resultado de una acción política colectiva.

Dejar de lado el ideal de igualdad basado en el modelo occidental del ciudadano (“moderno, “racional”, “propietario”) que no hace más que prolongar y reproducir un proceso de exclusión que, en última instancia, conforma la matriz del hecho colonial.

Pensar la ciudadanía como proceso es entrar en las lógicas de lo heterogéneo. La ciudadanía deja de ser un estatus al que se accede a partir del cumplimiento de determinadas condiciones. Dejamos el espacio de lo homogéneo y homogeneizante para meternos en lo complejo de lo múltiple, de lo confuso, de lo difuso, de lo resbaladizo.

“Se plantea la necesidad de redefinir y concebir la ciudadanía de un modo diferente y especifico,  que contenga, que incorpore una realidad que es múltiple, que es diversa… Por lo tanto, se trata de concebir la ciudadanía de un modo diferente y específico, desde nuestra realidad pluricultural”

Son necesarios entonces una serie de profundos cambios de mentalidad, que se orienten hacia una radical “descolonización de las estructuras sociales y políticas sobre las que se ha moldeado históricamente nuestra convivencia social”.

Es interesante aquí recuperar el concepto de lo “Ch´ixi” que Silvia Rivera Cusicanqui conceptualiza en un breve trabajo llamado “Ch’ixinakaxutxiwa. Una reflexión sobre prácticas y discursos descolonizadores.”

La palabra “Ch´ixi” que obedece a la idea aymara de algo que es y no es a la vez, es decir la lógica del tercero incluido.

“La noción de ch´ixi equivale a la de sociedad abigarrada de Zabaleta y plantea la coexistencia en paralelo de múltiples diferencias culturales que no se funden, sino que antagonizan y complementan. Cada una se reproduce a si misma desde la profundidad del pasado y se relaciona con las otras de forma contenciosa”

Lo ch´ixi puede ser una posibilidad para pensar los procesos de ciudadanización en América Latina. Pensar desde lo “Ch´ixi”, es pensar desde lo abigarrado, desde lo contradictorio que no siempre se resuelve, sino que convive en tensión.

Constituir una ciudadanía porosa, permeable, inquieta, en constante movimiento, que habilite la convivencia de lo diferente y que desde esa heterogeneidad produzca y estructure prácticas emancipadoras que profundicen y dinamicen los procesos de democratización popular.

 

Bibliografía

 

  • Rinesi, E. (2012) ¿La democracia contra la república? En Reflexiones sobre la democracia argentina.  III Encuentro de Equipos de Investigación en Teoría Política. Programa de Estudios en Teoría Política del Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (CIECS). UNC. CONICET. Córdoba.
  • Rivera Cusicanqui, S. (2010).  Democracia Liberal y democracia del Ayllu, el caso del norte de potosí, Bolivia.  En Violencias (re)encubiertas en Bolivia. La Paz: La Mirada Salvaje. Recuperado de http://www.ceapedi.com.ar/imagenes/biblioteca/libros/295.pdf (Acceso: 22/07/2016)
  • Rivera Cusicanqui, S. (2010). Ch’ixinakaxutxiwa. Una reflexión sobre prácticas y discursos descolonizadores. En Ch’ixinakaxutxiwa. Una reflexión sobre prácticas y discursos descolonizadores. Buenos Aires: Retazos/Tinta Limón.
  • Tassin, E. (2014). Conflictos en el corazón de lo político, ¿más allá de la violencia? Interrogaciones sobre las fronteras de lo político y lo social.